Recientemente, me encontré con un anuncio de Midvalley en el que un profesor hablaba sobre el concepto de manifestación. Enfatizaba que las prácticas comunes como la visualización, las afirmaciones y otras herramientas a menudo no nos ayudan a manifestar nuestras metas. La clave, explicó, está en la energía. Mencionó brevemente cómo alinear energéticamente el cuerpo y presentó una técnica muy conocida en mi comunidad psíquica llamada "conexión a tierra". A medida que escuchaba más, reconocí que estos conceptos y herramientas eran parte de los principios con los que yo me había formado en mi comunidad psíquica.
Cuando enfrentamos problemas de salud, a menudo se debe a que nuestros cuerpos están desalineados. Del mismo modo, cuando nos esforzamos por lograr nuestras metas pero nos cuesta alcanzarlas, generalmente se debe a una creencia limitante o un bloqueo que provoca la desalineación de nuestros cuerpos.
Con el tiempo, me di cuenta de que mi formación psíquica consistía fundamentalmente en preparar el cuerpo (que abarca los aspectos físico, emocional, mental, egoico y espiritual) y mantener un estado de flujo energético. Esta alineación es crucial para manifestar nuestros deseos y lograr el bienestar general.
El Cuerpo Espiritual: el conector electromagnético de nuestro ser
El concepto del Cuerpo Espiritual es un elemento profundo en el estudio de la conciencia humana y los sistemas de energía. A menudo se lo conoce como el campo electromagnético que rodea y permea el cuerpo humano, actuando como el conector entre nuestros cuerpos físico, emocional, egoico y mental. Este sistema interconectado es vital para nuestro bienestar holístico, influyendo en todo, desde nuestra salud hasta nuestro crecimiento espiritual.
El cuerpo espiritual es lo que nos anima en este mundo, la fuerza que nos mantiene vivos en este plano físico.
También se lo conoce como cuerpo etérico o cuerpo energético, es el campo electromagnético que se extiende más allá del cuerpo físico. Este campo no es solo un subproducto de nuestra existencia física, sino una parte integral de nuestro ser, que nos conecta con el universo y con dimensiones superiores de conciencia. El cuerpo espiritual es lo que queda después de que toda la materia sólida se desconecta o se va de él.
Este campo electromagnético está compuesto de energía que vibra a varias frecuencias, correlacionándose con diferentes aspectos de nuestro ser. Es esta energía la que forma el puente entre nuestro cuerpo físico (el aspecto más tangible de nuestro ser) y los aspectos más sutiles, menos tangibles, como nuestras emociones y pensamientos.
Los componentes del cuerpo espiritual
Dos componentes principales del cuerpo espiritual son los chakras y el aura. Estos elementos sirven como base para comprender cómo funciona nuestro cuerpo espiritual y su interacción con los diferentes aspectos de nuestro ser.
Los chakras son ruedas giratorias de energía ubicadas a lo largo de la columna vertebral, cada una correspondiente a diferentes aspectos de nuestra vida física, emocional y espiritual. Cada chakra actúa como receptor y transmisor de energía entre los reinos físico y espiritual. Cuando los chakras están equilibrados y alineados, permiten un flujo armonioso de energía por todo el cuerpo, fomentando el bienestar en todos los niveles.
El aura es el campo electromagnético que rodea el cuerpo físico, a menudo descrito como una luz luminosa de múltiples capas que se extiende más allá de la piel.
El aura actúa como un escudo protector, filtrando la energía que entra y sale de nuestro campo. También sirve como una interfaz de comunicación entre nuestros estados internos y el entorno externo. Un aura saludable y vibrante indica bienestar general, mientras que un aura débil o dañada puede ser un signo de desequilibrio físico, emocional o espiritual.
El papel del cuerpo espiritual en la integración de nuestro ser
El cuerpo espiritual es el conector esencial que integra nuestros cuerpos físico, emocional, egoico y mental en un todo cohesivo. Es a través de los chakras y el aura que el cuerpo espiritual conecta estos diferentes aspectos de nuestro ser, manteniendo el flujo de energía que sustenta la vida, la salud y el crecimiento espiritual, asegurando que funcionen juntos en armonía.
Comprender y nutrir nuestro cuerpo espiritual es clave para lograr el equilibrio, la armonía y la plenitud en todos los aspectos de nuestro ser. Al alinearnos con este poderoso cuerpo, podemos profundizar nuestra conexión con el universo y nuestro verdadero ser.
El cuerpo espiritual es nuestra firma vibratoria individual. Es lo que dicta nuestra realidad personal.
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